Una historia sobre el amor no sentido, no expresado, nunca vivido
«Así era. Así es. Ocupamos roles por el simple hecho de ser como somos y no por quien en verdad nos sentimos. Todo está organizado para que, cada uno, nos mantengamos fieles a lo que de nosotros se espera; a lo que, porque sí, decidieron unos hombres. Siempre hombres. Hombres con miedo al color. Que visten de oscuro para esconder sus cinturas, para ocultar sus ideas. Que borran las señales de su carne y solo dejan que, sobre el pecho, luzcan los símbolos de su fe colgando de una cadena o de un trozo de cuerda. Hombres que nos imponen ligaduras que provienen de algún lugar indefinido entre su cabeza y su hiel, allí donde arraigan la fatiga y la vergüenza, la duda y el desamor». Esta voz, llena de verdad, que habla sin tapujos, con tristeza, de la educación represora de la posguerra, pertenece a Elvira, la narradora y protagonista de esta novela, pura poesía en prosa. Que a sus muchos años se confiesa. Y se culpa. Porque, a pesar de sus deseos y sus amores, acabó formando parte de los que miran sin comprender, aterrados por convertirse en los personajes de una particular parada de «monstruos»: mujeres, homosexuales, borrachos, locos, rojos…
Si te digo que lo hice, debut de Jaime de los Santos en el arte de la escritura, es una radiografía íntima y certera de una enfermedad contagiosa, hereditaria y difícil de curar: no haber aprendido a ser querida. Ni a querer.
«Una saga familiar que es un fascinante recorrido a través de fragmentos de nuestra historia más reciente. La poderosa voz de la narradora es inolvidable», ISABEL COIXET
La crítica dice:
«Si te digo que lo hice es una mirada a España a través de los ojos de una mujer nacida en 1939 y criada en la más dura postguerra», Sara Medialdea, Abc.
«Por las páginas de Si te digo que lo hice, el debut literario de este diputado de la Asamblea de Madrid y senador del PP, desfilan todos los personajes marginados en la posguerra española, desde rojos y monárquicos hasta locos y homosexuales. Y, sobre todo, las mujeres», Marta Belver, El Mundo.